Al salir de un concierto, una pareja de la alta sociedad neoyorquina se acerca a Jascha Heifetz y le dice:
- Esta noche ofrecemos una cena de gala en nuestra casa. ¿Por qué no viene usted, y se trae su violín?
- Lo siento; mi violín no come.
Una dama de la alta sociedad de Chicago le pregunta a Fritz Kreisler cuánto cobraría por tocar en su casa, en una fiesta privada.
- Cinco mil dólares.
- Pero sepa usted que no podrá alternar con los invitados.
- ¡Ah! Entonces serán sólo tres mil.
